lunes, 11 de mayo de 2009

Las drogas están definidas en GL


SANTO DOMINGO. Ningún jugador de Grandes Ligas puede alegar ignorancia sobre los medicamentos y drogas que están prohibidas.

En el Manual de Prevención y Tratamiento de Drogas, Esteroides y Sustancias Prohibidas, se estipula con claridad y bien detallado, cada uno de los medicamentos y drogas que los jugadores no pueden consumir.

En ese manual, en el renglón 55, está la Gonadotrophins (LH y HCG) que consumió el toletero dominicano de los Dodgers. Por lo tanto, Ramírez debió comunicarle al médico de los Dodgers que le habían "recetado ese medicamento" para aumentar el índice de Testosterona.

Ese manual lo tienen todos los jugadores al igual que el Código Mundial Antidopaje, que en el artículo S2 titulado "Hormonas y Sustancias Afines" prohíbe esta sustincia.

Esta situación de Ramírez que provoca, una noche negra o un día claro para el béisbol de liga grande. Hay que entender que el béisbol no verá su final, pero es beneficioso que estos casos se discutan para que se comprenda que no se puede alegar desconocimiento. A cada jugador se le entrega un manual escrito y un CD con todas las sustancias prohibidas.

Estos jugadores no conocen qué valores representan; no tienen idea del carácter heroico ante la sociedad, son "Don nadie" a la hora de revisar el legado positivo que Dios les asignó al dotarlos de tanto talento para la actividad...

Durante su época de estelares del juego, el mejor pelotero de la historia y el más bateador; pero, sobre todo, ícono de la infancia y la juventud a la que nunca defraudó, Babe Ruth y otro que, por malformación de su personalidad debido a tragedias personales durante su niñez no corrió igual suerte (socialmente hablando); pero igual de extraordinario bateador y jugador en sentido completo, Ty Cobb, fueron acusados anónimamente de arreglar partidos. Corría acaso 1922, 23 y, el juez Landis, en nombre del béisbol y de la sociedad americana, contrató a la mejor agencia de investigación del país para verificar los señalamientos; después de año y medio, el propio Landis aclaró a Cobb y a Ruth de la difamación por correo, que eso fueron esas acusaciones realmente.

Ruth nunca se refirió al hecho, dejó que su personalidad y las investigaciones hablaran por él; pero en el ocaso de su vida, a Cobb, en un club que acostumbraba frecuentar en Nueva Jersey, su biógrafo le preguntó directamente si en realidad había arreglado juegos; el "Melocotón de Georgia" se le quedó mirando fijamente y le dijo: "...Cuando aparecieron esas acusaciones, yo tenía dinero para comprar todos los clubes de Grandes Ligas y para pagar, como hice, una agencia privada que me mantuvo un archivo personal de cada ejecutivo del beisbol, con lo bueno y lo malo; pero ni sin eso hubiera arreglado juegos, no los arreglé porque para mí el béisbol fue y es lo más grande que me ha ocurrido en mi existencia que, acaso por muchas razones, no valdría la pena recordar..."

A fin de cuentas, "Día de Fiesta", que no se va a llorar en el mundo cada vez que cacen un malhechor, por bueno para el béisbol que creamos que es; no es más que un vulgar traidor hacia el juego de pelota, hacia la sociedad, hacia los de su raza y origen geográfico y hacia sí mismo.

El caso de Manny Ramírez ha estremecido el béisbol y si bien es cierto que en Los Ángeles los fanáticos piden clemencia, cada día Major League endurece su política, para que el béisbol sea un juego limpio y siga siendo el deporte de la familia en los Estados Unidos y el mundo.

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